viernes, 21 de enero de 2011

LA FAMILIA Y EL ALCOHOLIMETRO

¿Cuando le damos importancia a una reunión familiar? ¿Porqué iniciar un relato con esta interrogante? Se preguntará el lector, pues cuando nos damos cuenta que la familia puede ser una verdadera “dicion” para sus miembros. Y esa abreviatura final y no inicial fue una leve idea para no escribir maldición ó bendición, dejémosle en dición.

- Ya estoy aquí por ti - dijo Luis a su padre, al salir de su caliber blanco para recogerle y llevarle a la cena familiar que había planeado su hermana mayor… por años, después de un divorcio aun más largo.

Pero qué más da, Luis siempre tuvo predilección por los lazos familiares y para él era una gran ocasión el cenar con la mayoría de su familia por primera vez, después de la última vez de hace aproximadamente 8 años.

-¿Por qué viene vestido como si fuéramos a visitar indigentes? – era el pensamiento incisivo de Luis, al contemplar a su otrora dandi padre, ir vestido como cualquier día; cuando el suponía que una reunión familiar a través del túnel del tiempo, debería representar una ocasión importante.
Y he ahí la pregunta inicial, ¿Cuando le damos importancia a una reunión familiar? Los enfoques pueden ser variados, y todos embonamos en alguno, como guante a la mano ó cuello uterino a… ejercitemos la imaginación.

Puede ser… que le demos importancia porque la gente que se visita es muy amada ó intima para ti, y entonces sueles ó ser puntual ó llevar un presente a la reunión manadesca, ó quizá te vistas como para pedir un trabajo importante ó como en aquellas primeras citas cuando creías que de tus jeans ó tu camisa dependerá el futuro inmediato, de tu sexual destino.

Otros quizá… hagan lo mismo por motivos diferentes y más apegados a la rígida etiqueta, y otros aun más modosos lo harían para ver que puede comer su ligero criterio a modo de sabrosa crítica social, de esa que te permite sentirte superior al menospreciar a otros.

El caso es que Luis estaba bastante complacido por aquella reunión, y al llegar a casa de la mencionada hermana y el estimado cuñado, todo se desarrollo de lo más normal para todo mundo.

Saludos, y más saludos, comentarios cumplidores… que bonita casa, que bueno que viniste, ya hacia año que quería que vinieras… y un largo y aburrido etc.

- Quieren una cuba – la idea de la tarde tuvo que surgir de la retorcida y culta mente del “Rafa”, el cuñado y anfitrión en cuestión.

- Ya te estabas tardando – respuesta del padre homenajeado, - No, quisiera tomar – Respondió Luis, - sírvelas - dijo el hermano menor Jesús; que de menor solo tenía el recuerdo, pues era más alto que todos los hermanos de aquel matrimonio terminado en los primeros meses de vida de este.

Y como en México no se acostumbra jamás, ocurrió que se respeto la negativa de Luis con el conocido…

- Ándale, échate una, ahora que estamos todos juntos en familia - Y como muy pocas veces suele suceder la voluntad férrea del abstemio duro lo que dura un eyaculador precoz ante el primer encuentro con la mujer de sus sueños…

- Ok, me la hecho - Respondió Luis más contento de la insistencia que del respeto por su negativa.

La cena tardo en estar lista lo que tardan dos cubas y las mismas pláticas de antaño en terminarse. Y todos se sentaron a la mesa de la siguiente manera:

Luis en la cabecera que da a la ventana, El papá Luis mayor en la cabecera que da a la cocina, Rafa y Jesús a la derecha del hijo y Mine (la hermana mayor) y Reina (la mamá) a la derecha del Padre.

El plato principal y único fue servido, sopa seca de tornillos, y chuletas adobadas hasta el punto donde la carne chupa todo el sabor de adobo… una delicia tanto para los comensales, como para la negra, la perra de la casa… y no es un adjetivo peyorativo, es la mascota schnauzer pelaje negro sexo femenino… para no seguirla menospreciando con aquello de “sexo hembra”.

Y haciendo un paréntesis ¿Por qué llamar perra a un animal que lo es; ó hembra en su caso, debe ser peyorativo, cuando una dama en plena acción sexual implora ser llamada con ese peyorarismo para sentirse motivada? ¡Ja!, enigmas de la vida.

La cena transcurrió con los mismos consabidos y originales comentarios de toda cena familiar, solo repetiré algunos para aquellos que no los conozcan.
- Pásame una tortilla, - sírveme un poco más, - la carne esta deliciosa… y un largo y digestivo dialogo similar.

Y la cena duro lo que duran dos cubas más en terminarse y un kilo de chuletas, ¾ de tortillas y media bolsa de pasta varilla… porque varilla si es aldente… y cuando una cosa es aldente vale la pena saborearla, puedo decir que por eso me enamore de mi pareja, por aldente...

Un cigarro para cada uno de los vaqueros marlboro presentes, contamino un poco más nuestro planeta y a los no fumadores cercanos, un poco más de chachara digestiva y la despedida se hizo rigurosa y necesaria… hora 11:30 pm. De aquel día sábado.

Despedidas, besos, abrazos y buenas noches no se hicieron esperar, seguidas de las promesas e invitaciones que esta vez Luis supo que eran más por etiqueta, que por sentimientos saliendo del rincón añorante del corazón.

- Esperemos que se repita, - hay que hacerlo de nuevo, - nos hablamos para la que sigue...

Cabe repetir para aquellos no muy aplicados en las matemáticas, la reunión trascurrió lo que duran solo 2+2 cubas, para ser literal solo 4 cubas por cabeza de una botella de tres cuartos de tequila que para amolarla de acabar ya estaba empezada… Y dicho sea esto solo por aclaración, porque hacerle el feo a una botella de buen tequila solo porque esta empezada, es como hacerle el feo a una dama solo porque ya no es virgen… ¡Que estupidez!

Bien comidos, felices por la reunión que aunque careció de relevancia cultural, fue como toda reunión de gente que se ama, muy amena y acogedora, emprendimos la huida en mi caliber blanco, Papá, Mamá, Jesús… y yo. Luis… si de aquí en adelante dejare de hablar de mí como si no me amara a mi mismo… la tercera persona es incomoda cuando voy a platicar cosas de mi vida personal.

Partimos rumbo al centro de mi amado y políticamente prostituido Tulancingo, poca charla, música suave, cuando de pronto una voz recordo ¡EL ALCOHOLIMETRO!

No hay problema dije, ninguno de nosotros va tomado, no hay porque tomar rutas alternas pensé, 4 cubas servidas como quien no quiere que se acabe la botella, y por si fuera poco acompañadas de una suculenta comida; que seguramente dejo satisfecha hasta a nuestra negra perra. No eran motivo para tener esas precauciones... ¡Ja! Inocente pobre amigo…

El caliber rodaba suavemente por la arboleda callejuela más hermosa de Tulancingo, la calle de Zaragoza, recién entrabamos a ella y el reten del famoso alcoholímetro estaba ya afilando sus garras para apresar a los hijos de Baco…

Un tipo con uniforme color pitufo, pero más percudido que el de el ecoloco, y con la cara cubierta hasta los ojos (seguramente para evitar futuras represalias). Me hizo la parada como si fuera microbús colectivo…

- ¿Sr. A tomado usted esta noche? Me pregunto con la cortesía que la bruja de Blanca Nieves le ofreció a esta una manzana envenenada.

- Si señor un par - respondí y ¡Oh! lengua maldita y esta malsana costumbre de decir la verdad cual honesta bandera ondeando sobre mi cabeza cubierta de cabellos platinados. Craso error, y ojo mucho ojo, porque esta lección será impartida para la posteridad y recordada por incontables generaciones de incautos amigos mala copa.

- Pase por acá por favor, apague su vehículo y tenga la amabilidad de seguirme – Continuó el funesto y mal oliente pitufo gendarme, señalando por donde conducir mi automóvil.

- Con todo gusto respondí – haciendo gala de mis modales caballerescos ante tan educado y sospechoso policía. – ahorita regreso – dije a mi familia.

Apague el auto, deje la llaves pegadas para no apagar la música a mis consanguíneos, camine haciendo gala de mi sobriedad sobre el filo de la banqueta, y llegue donde una aquelarre de policías se amotinaban sobre una mesa donde tenían unos papeles arrugados como recién sacados de una papelera.

En retrospectiva esa imagen me recuerda a una caricatura de cuervos de la película de dumbo el elefante orejón, solo que aquellos cuervos terminaron siendo amigos del orejotas y estos mendigo cuervos terminaron siendo maldecidos en este escrito para la eternidad, y ni Dios padre los salva del filo de mis palabras.

- Buenas noches caballero, por favor anote aquí sus datos permítanos su licencia y coloque su firma- dijeron dándome los arrugados papeles que parecían sacados de un trabajo de un jardín de niños, y eso es ofender a los niños.

Porque digo caray si de robar a la gente con pretextos varios se trata, por lo menos hay que tener un poco de clase y procurar que todo parezca serio, profesional y diplomático, digo algo que uno sienta el gusto de saber que lo están chingando personas profesionales y no mendigos raterillos sin educación primaria… nocturna cuando menos.

Tome los arrugados e infantiles papeles, los llene, les di mi licencia y firme donde me señalaban, mi ánimo estaba tranquilo, sereno, con la seguridad que tiene un candidato del PRI de ganar aun antes de la votaciones, o sea ecuánime de a mamis.

Uno de eso cuervos azules estaba manipulando un aparatillo parecido a un I-pot de 16 gigas, color rojo grasiento, provocado por las manchas de sus dedos sobre lo que un día fue rojo metálico, le coloco en un orificio lateral una especie de boquilla como las que usan los amanerados para fumar un cigarro, sacándola de una bolsita de plástico diciéndome, constate (bueno no uso esas palabras, la verdad literalmente dijo: Pa que ferifique, pero ignoremos el tropezón del “cultazo” jefe de poli)… constate que esta nueva, me sentí como seguramente se sienten los adictos a las agujas cuando se dan su arponazo, solo asentí con la cabeza y él me dijo – Sople aquí fuerte por 4 segundos por favor –

Y ahí les va su rin cromado, que le soplo con garbo y por 5 segundos para que no quedara duda. ¡Oh! santo calvario que se desato aquella fatídica noche bohemia, el gendarme en cuestión me dijo como si yo le entendiera algo; - Mi jefe tiene usted punto 04 de alcohol en su sangre más de lo permitido en el estado de Hidalgo, que es de 40, por lo tanto y como ya firmo súbale a la patrulla por favor…

Si mi maestro de matemáticas de la prepa, me estuviera explicando las benditas derivadas (que nunca entendí) hubiera sido aun más claro para mí.

- Pero permítame que le imprima su tike’… - ¿Mi qué? – Pregunte aun tratando de descifrar el porqué debería subirme a la patrulla. – su tike’ – ¡Ah! de pronto entendí, mi mente veloz y siempre hábil traduciendo las primeras palabras de mis hijas, entendió. EL TICKET.

Y como si Dios estuviera de mi lado, (y de hecho siempre lo está), el bendito tike’ se trabo en el aparato rojo grasiento y nunca pudo salir, para lo cual se me pidió volver a repetir la soplada, cual amante insatisfecha… estaban en eso de ferifique (si, así fue mi sonriente lector, lo volvió a decir tal cual), que la boquilla esta nueva… cuando de repente sentí junto a mí al progenitor de mis días, que cual quijote al rescate de su sancho, enarbolaba su lanza defensora.

- ¿Buenassss nochesss oficial, cual esss el problema? – debo aclarar aquí que mi papá agarra ese tono arrastrado de las eses cuando se toma un par de cubas, pero aguanta tomando como cosaco irlandés.

Claro está, que esto no podía explicárselo a los cultísimos policías que confabulaban contra mí, para lo cual dije – No te preocupes papá todo está bien, van a repetir la prueba del alcoholímetro porque no salió la primera, todo en orden regrésate al carro –

Por supuesto que no quería que apañaran también al verdugo de mis travesuras, porque aunque no estuviera, si se escuchaba en estado etílico.

Mi Padre volvió al auto hurgando en su cartera el montón de papeles amarillentos que carga en ella, supuse y después constate (ferifique ¡Je!) que tratando de encontrar a alguno de sus amigos influyentes en el poder, para que me sacara de las garras de estos sospechosos encapuchados azules. Pero para hacer honor a la verdad (y sigo ondeando la bandera, no aprendo a callarme), para mí que los contactos de mi padre ya estaban en el cementerio ó en algún asilo, todo esto sospeche por el tono amarillento de su agenda de papelitos.

- Vuelva a soplar caballero – me dijo el “ferificador”, y ahí voy de nuevo 5 segundo de fuerte exhalación de mi oxigeno mezclado con humo de cigarro-. Parecerá mentira pero el mendigo aparatejo no marco ningún exceso, y repito no marco ningún exceso, y la solución del polizon azulado, fue – MMM no salió mi jefe, pero la primera es la que cuenta y como ya firmo de todos modos queda usted en manos de ministerio y su carro será enviado al corralón, buenas noches-. Yo con cara que hay nooo maaarche, me deje guiar cual bella dama con sus chambelanes azulados a la camioneta patrulla que estaba lista y casi me pareció escuchar, el incauto que sigueeee, por parte del juez que me mando a parar a barandilla.

Bola de montoneros, solo alcance a voltear a mi carro y mi familia estaba siendo desalojada de él, como un moroso del infonavit de su chiquicasa (minicasa seria un cumplido). Me trepe a la camioneta, en medio como si fuera dama de compañía, y con todo respeto pregunte - ¿Puedo hacer una llamada?, - Claro que puede antes de que lleguemos al cuartel – A chinga pensé, ahora si me siento como Pancho Villa en la revolución; cuando cuartel significaba una tienda de campaña mal armada, equipada en su interior con una silla, un petate en el suelo y una botella de mezcal al lado del mismo y una Adelita para no pasar fríos.

- Hola carnal, pues que ya me llevan a barandilla, avísale a Ana (mi “pagner” más fiel y madre de mis hijos) y al Rafucho a ver si puede hacer algo y si no, pues ya vemos mañana no se preocupen- Le dije a mi hermano Jesús, - Si carnal está bien, y que onda te llevamos algo, ó a qué hora te dejan salir –, Quitándome el celular de la carnosa y besucona boca que Dios me dio, pregunte a los representantes de la “ley” que me custodiaban. – Como a qué hora me dejaran salir comandante - (Hay que hablarles bonito para levantarles la moral un poco, yo creo que cualquiera que haces cochinadas y las apoya se debe sentir muy feo consigo mismo), - ¿Cuánto le marco el alcoholímetro? – Esa fue una buena oportunidad de demostrar mis nuevos conocimientos – Me marco punto 04 más de los 40 permitidos en el estado de Hidalgo-. Nooo si mi mama me hizo muy listo, - ¿Cuánto?- pregunto nuevamente con un tono algo burlón, que me hizo dudar de la capacidad que me heredara mi madre, - punto 04 – Respondí ya dudando de mi respuesta-, - Huy mi jefe casi nada, por eso le dan 12 horas, que es lo mínimo - tome el celular nuevamente y dije a mi hermano menor – que 12 horas carnal-, - Salé me contesto este muy quitado de la pena, ahorita le aviso al cuñado y a ver qué podemos hacer –.

Durante el trayecto, “Al cuartel” una camioneta jeep negra nos rebaso como alma que lleva el diablo ó amante que regresa tarde a su casa… es lo mismo. Y dije para tratar de sacar la impotencia que comenzaba a embargarme – Ese sí que va borracho mi jefe, a esos sí que los deberían de parar ¿no creen?-. – Pues si mi jefe, pero ya lo llevamos a uste’, no podemos darnos a la persecución y poner en riesgo su intregrida’ física – dijo el erudito en lengua española, - ¿Que opina uste’? – Remató. Yo pensé, que si hablaras un poco mejor y te dedicaras a las ventas, ganarías lo que quisieras y no tendrías que estarme amolando a mi – Nooo, pues si – conteste con sarcasmo desganado.

Llegamos a nuestro destino y me baje del vehículo, seguían custodiándome como si fuera un capo del cartel de Juárez, y me dejaron frente a una barra de madera que dividía una sala, donde otro azulado me atendió como recepcionista de hotel.

- Llene esta hoja por favor y deme su cartera, su cinturón y las agujetas de sus zapatos-. MMM pensé, ya vamos a empezar con el robo abiertamente, ni hablar hice lo que se me pedía, mientras preguntaba - ¿Me permite pasar a su baño? -, Allá adentro podrá ir a hacer sus necesidades – dijo frio como invierno en Canadá.

Recogió mi cartera café, mi cinturón negro y esculcando con ojo brillante mi cartera dijo cual tempano - ¡Sus agujetas!- No uso zapatos con agujetas y trepe ágil mi pie ante su mostrador, - Esta bien puede bajar su zapato- replicó.

- Ahora ponga las palmas de sus manos en alto sobre esa pared, porque lo van a revisar – dicho y hecho, un policía que surgió como fantasma de la nada, comenzó a recorrer casi con lujuria mi escultural y redondo cuerpo. –Despacito que me excito- le dije - y sonreí celebrando mi broma, pero este siguió su cachondeo sin sonreír, el sentido del humor esta escaso por aquí pensé.

Después de ser manoseado sin siquiera una flor ó un café de por medio, me dirigieron a mi suite, y temo no poder describir el lujo de mis aposentos, pero lo intentaré, era un cuarto de dos metros por uno y medio, con una taza de escusado, que no la hubiese escusado nadie porque era como de la época de mi abuelita, ocupando aproximadamente la mitad del espacio del cuarto estaba una cama de cemento sobre la cual había una cobija cual zarape a modo de cómodo y oloroso edredón, todas las paredes pintadas de blanco y el techo tenía como dos metros y medio de alto, el acceso a mi cuarto era una reja también color blanco con marcas de mugre por todos lados y eso era todo, el Sheraton se quedaba corto ante tal derroche de lujo y comodidad.

Bueno – Pensé, positivo como siempre – He estado en peores lugares, y me dispuse a acomodarme, sobre aquella cama y a cobijarme con aquel pedazo de zarape, quizá otros no lo hubieran intentado, pero estaba haciendo un frio, que no permitía ponerte tus moños.

Me acomode boca arriba, me cobije lo mejor que pude, y comencé a pelear con esa vocecita interna que siempre te da sermones cuando menos quieres escucharlos, aunque en realidad, lo único que me preocupaba era que mis hijas e hijo (de meses), se quedaban en casa solos el día domingo, pues mi pareja trabaja ese día, y me acongojaba no estar con ellos para cuidarlos con ese amor de papa cuervo que siempre me ha caracterizado.

Me aliviaba un poco saber que sin duda mi tía Chuy, estaría con ellos, pero aun así; me podía no estar como cada domingo en casa con mis amadas crías.

En eso estaba meditando mientras el sueño iba ganando terreno, ya casi me quedaba dormido y de pronto sin decir agua va, se abrió la celda de mi suite que pensé seria exclusiva, ¡Ja! Iluso de mí. Entro en ella un sujeto con cara feliz, piel blanca, pelo castaño sonrisa amplia y voz de locutor en ciernes.

- Buenas noches pareja – me estiro su diestra y le respondí con la mía, mientras le decía aun sin creer mi mala suerte de no tener exclusividad en aquel comodísimo hotel. – Buenas noches ó mejor dicho madrugadas, ya son casi 12 y media-. Si verdad, a qué hora te agarraron compadre – Pregunto – Entonces supe que esa noche no dormiría, - Tiene como 15 minutos que llegue.

Procedió a preguntarme si venia tomado, a lo cual le dije las 2+2 que me había tomado y la forma como llegue a aquel cuarto compartido, el me dijo – yo tampoco estoy borracho – Claro pensé - Si todos somos inocentes, y recordé un película llamada sueños de fuga, donde incriminan de asesinato a un inocente y dentro de la penitenciaria cuando le preguntan que hizo el alega su inocencia y todos ríen diciendo ¡Claro aquí todos somos inocentes!

Alfonso mi nuevo compañero de cuarto procedió a contarme su historia y en eso estábamos, cuando llego un huésped más, y la misma historia, ¡yo no estoy borracho! – ¿Cuánto te marco el alcoholímetro a ti compadre?- Pregunto Alfonso, - Respondí aquello del punto 04, el me dijo que a él punto 80 y el tercero dijo 120.

Para no alargarte mi historia en presidio, te diré que en aquel espaciosísimo cuarto, metieron a 19 personas, ¡Si 19!, todos alegando que no estaban borrachos, aunque algunos sí que estaban más ebrios que una cuba, y apenas podían hablar ó sostenerse, porque después de los 11 inquilinos ya no había espacio para sentarse.

Podría relatarte la historia de todos ellos, pero me acotaré a los detalles más sobre salientes de mi experiencia.

Primero un chavito que se veía de buena familia, pues iba vestido de traje de buen corte, oliendo a perfume de marca y con zapatos relucientes entró, y lo primero que hizo al ver a otro de los inquilinos fue decir… Primoooo ¿Donde te agarraron recabrón? ¿También estabas en los quince años de la prima? Con ese tonito que tienen los chilangos de hablar, comenzó a hacer bromas y a dárselas de muy machito, pero como a las 2 horas de estar en aquella lata de sardinas de seres humanos, (he pensado seriamente que no es humano enlatar sardinas desde ese día). El chavito chilango de buena familia comenzó a abrirse paso entre la multitud para llegar a la reja y gritar – Poliiii, jeeefeee, Poooliiii, hasta que como a la hora un azulado se acerco y le pregunto qué quería y este respondió con su mejor voz de Marga López, - Me siento muy mal, creo que me subió la presión por favor sáquenme de aquí ó llamen a un doctor – Si enseguida – Respondió el gendarme con un tono burlón, que creo casi nadie noto, porque el chavito creyó en serio le traerían ayuda médica ó que lo sacarían en hombros de la suite, pero amaneció y la ayuda nunca llego.

Otro tipo, ya sabes el chistosito que nunca falta ni en un salón de clases, ni en un antro, ni en una familia que se respete, vaya ni en mis conferencias para colmo. Estaba bromeando con todo mundo y decía que lo único que quería era que no se enterara su mamá ó lo corría de la casa, y era tanta su preocupación que entre broma y en serio, cada que pasaba un guardia por nuestra celda este gritaba, por favor jefe, que no se entere mi jefecita, por favor que no se entere.

Entre las carcajadas de la muchedumbre, yo pensaba, ojala que se entere tienes como 30 años cabezón y sigues viviendo con tu jefa, ya ni la friegas, como ya ni la friegan el 85% de los mexicanos que siguen en esa situación y para colmo no aportan nada en casa para los gastos de la familia. Nooo, si de que los hay los hay.

Cabe mencionar que este chistosito, tuvo la osadía de sumarse a los gritos de chavito de la presión alta y traje elegante para exigir que le trajeran a un médico, - no sea ojete mi jefe – dijo con verdadero coraje al tipo en cuestión que pasaba frente a nuestra lujosa reja, - El chaval se siente mal.

Y lo que voy a mencionar a continuación si merece un poco de seriedad, porque me caló muy hondo esa actitud del cobarde policía que le respondió – Cállese cabrón, primero debería pensar en las pendejadas que hace para estar aquí -. – No me cayo y yo digo lo que quiero pinche ojete – Respondió el chistosin. Acto seguido, como el simpático estaba cerca de la puerta, el cobarde policía se acerco y le acomodo patadas y golpes donde alcanzo al pobre tipo, que solo respondió con recordatorios familiares y otras leperadas.

Eso debo mencionar, si me prendió la sangre, porque una cosa es que los representantes de nuestra retorcida ley abusen de tu aliento alcohólico para sacarte dinero (que más adelante les hare las cuentas); y otra que te golpeen solo porque algunos representantes como aquel violento tipejo, sean unos mediocres que solo saben abusar de su poder, golpeando a la gente sin razones de peso… Pues como reza un gran sabio (Platón para los que no le conozca), Dale poder a la gente y sabrás de lo que está hecha… Y este abusivo solo tenía esteroides en el cuerpo y mierda en la cabeza, lo puedo asegurar.

Había otro chaval que le apodamos el talachas, porque se la paso toda la noche gritándole a los guardianes, - Jefeee déjeme hacerle la talacha, le lavo las patrullas, y me deja saliiiir, por favooor-. Según él, nos había comentado con el pecho inflado de orgullo (lo dicho era un chaval, ¿Quien más podría estar orgullo de una tarugada así?) – No es la primera vez que caigo, esta es como la sexta vez y siempre me dejan pagarles la multa haciéndoles talacha – Dijo mientras volvía a la carga - Jefeee déjeme hacerle la talacha, le lavo las patrullas, y me deja saliiiir, por favooor.

Había otro inquilino de la gran mazmorra, que estaba más pedo que Pedro Infante en los tres García, pero eso si de cara se parecía más a los albañiles parte 3 (ya saben una de esas joyas del cine mexicano). Y alegaba que lo bajaron a fuerza de su camión de carga… eso pude deducir después de que repitió su historia como 10 veces, porque casi no se le entendía nada, al principio creí que hablaba algún dialecto de la sierra y hasta quizá alguna lengua escandinava.

Esto me hizo reconocer que el alcoholímetro es una buena medida de prevención, tanto para el borracho en cuestión como para la seguridad de terceros, miren que conducir un camión de carga en ese estado, es peor que ponerle una pistola cargada, a un niño de 5 años en las manos.

Lo único de debería de ajustarse serian los parámetros, según dijo un chilango que pasaba en su automóvil por Tulancingo cuando se detuvo a tomar 2 cervezas en un oxxo, decía él (y le creo porque estaba más ecuánime que el resto de mis room mates), - Allá en el D.F. – nos explico – Si te para el alcoholímetro, y marcas muy poco nivel de alcohol, (y volvió su vista a mí, porque él y yo éramos de todos los inquilinos, los que menos habíamos marcado), tienen a un medico que te hace pruebas, que si te toques la nariz con los ojos cerrados, que si camines en línea, que si le hagas un 4, y si las haces bien te dejan ir.

- Nooo – dijo otro inquilino de los que ya había caído más de 4 veces (solo el ser humano se tropieza con la misma roca varias veces) – Aquí con que te tomes una ampolleta de cerveza ó comas un chocolate de licor, si te hacen la prueba no pasas.

Que exagerados pensaba, y en eso uno de los pobres que se la paso de pie toda la noche, un jovencito de unos 25 años de edad, vestido casual pero con elegancia y con cara de María Félix entre sirvientes, se digno a abrir la boca por segunda vez desde que llego y lo único que había dicho era – Buenas noches –

- Yo no he tomado una sola gota de alcohol y me trajeron de todas maneras – Créanme lo decía con un énfasis, una voz clara y llena de coraje, que debo confesar que me parecía decir la verdad, pues además de todo estaba parado en un solo pie, pues para el otro ya no había espacio para que lo acomodara sin pisar a algunos de los que ya se había dormido, enroscados cual serpientes en el piso. Y así parado en un pie tenía las manos en los bolsillos de su chamarra de lana… díganme que borracho tiene ese equilibrio, parecía flamingo el pobre, parado en un pie y alternándolos durante la noche.

- Deberías demandarlos – dijo alguno – Lo pienso hacer ya verán, si les pedí un medico para que comprueben que ese grasiento alcoholímetro no sirve (¡Vaya! otro que noto la grasa en el aparato rojo).

Para estas alturas ya eran como las 4 de la mañana, cosa por la cual procure acomodarme lo mejor que pude (en cuclillas) y trate de dormirme, más por desesperación que por sueño. Pues a partir de las 3 ya todos habían contado sus historias y como suele suceder entre borrachos, las contaban una y otra vez, procurado ponerle más drama cada que la repetían.
Pues la primera vez tenia gracia e interés, la segunda era una desgracia la tercera era un abuso y de ahí en adelante era una tortura para el intelecto.

Sobra decir que no dormí, pero con los ojos cerrados evitaba que me preguntaran por centésima vez mi historia, y además ya todos sabíamos en que trabajaban todos, cuántos eran de familia, quien se acostaba con quien, a quien lo iba a matar el papá, quien era influyente, quien estaba con la amante, quien era cliente de la casa, sabíamos a quien le subía la presión, quien era el talachero y al simpático del grupo se le había acabado el repertorio… yo quería evitar que me preguntarán a que me dedicaba, pues aún lo había dicho ni lo pensaba decir, pues estaba a punto de realizar una conferencia en mi ciudad (Fabricando Triunfadores), dedicada a padres de familia, y bonito se iba a escuchar en semejantes circunstancias.

Mi cuñado Magdaleno (apellido de Rafa… no pude resistir mencionarlo ¡Ja!) ya me había mandado una chamarra, (pues no llevaba más que una camisa de manga larga), que para las primeras 2 horas me cubrió del tremendo frío, pero para esas horas ya me estaba haciendo sudar ante el calor humano que se acumulaba al paso de los segundos. Y ni manera de quitármela sin descontar a alguno de mis compañeros de cuarto.

Por ahí de las 6 de la mañana los que se pudieron dormir gracias a la borrachera que se cargaban, comenzaron a despertar y a contar su historia con dramáticos cambios, ya no era nada gracioso, ya tenían muchas lagunas entre su primera versión y la nueva versión cargada de cruda. El retrete modelo Luis XV comenzó a ser usado al por mayor, la mayoría solo orino, solamente un infame estuvo a punto de provocar el holocausto. Ya que se digno a vomitar todas las tripas, y todos los crudo (que eran la mayoría) estuvieron a punto de hacer lo mismo, si no comienzo a distraerlos (soy de mente ágil, no por nada me dedico a la programación mental) con el posible costo de la multa, que al escuchar la cuantiosa suma de la que se estaba hablando, olvidaron su asco para pasar al susto.

Algunos alegaban que eran 1500 de la multa y otros 1500 del corralón, otros que eran mucho más, ante tales perspectivas la inconformidad se hizo presente y todos comenzaron a alegar por su derecho a una llamada, y fue entonces que sucedió algo que no puedo catalogar si como una broma cruel, ó una tortura depravada.

El borracho del camión de carga, suplico casi con lágrimas en los ojos por una llamada, pues su camión tenía que salir desde la madrugada a repartir su carga a Huauchinango, su patrón lo iba a correr y a demandarlo por el costo de la carga, su mujer si se enteraba lo iba a abandonar y se llevaría todas las pertenencias de su casa, en fin lloro y lloro por su llamada, hasta que un policía se acerco a abrirle la reja y a llevarlo a la oficina… después de un rato el camionero regreso con cara de total desolación.

- Que paso - preguntaron varios al unisonó, - ¿Te dejaron llamar? – Hijos de su reputa madre –respondió – ¿Saben a qué me llevaron a la oficina? – inquirió – Nooo, a que – respondieron - una vez más al unisonó – Me llevaron para que viera que no sirve el teléfono y dejara de estar chingando.

Ja-ja-ja-ja-ja-ja-jaaaa, permítanme me ría en esta líneas, porque en aquel momento me tuve que contener de tal modo la risa, que casi me da un infarto al miocardio, pues era al único que le pareció cómico, todos los demás comenzaron a unirse a la indignación del camionero y a proferir maldiciones como verdaderos poseídos.

El camionero casi lloraba, el talachero volvió a la carga - Jefeee déjeme hacerle la talacha, le lavo las patrullas, y me deja saliiiir, por favooor-. El simpático – Que no se entere mi jefa por favooor-, el chilango hundió la cara entre sus rodillas… - Mi papá me va a matar – Mi vieja ahora si me deja – me van a correr de la chamba – Me lleva la chingada – No vuelvo a tomar -.

Y yo pensaba; que poca abuela, eso sí estuvo más gracioso que una vaca voladora cagando sobre un político de México.

Total que las visitas comenzaron a llegar, unos llevaban comida para el amigo, el familiar, etc., otros regañaban a sus hijos, y todos los de dentro suplicaban a cada visitante que le hicieran una llamada a sus familiares y les daban el número telefónico para que les hicieran el favor.

Como a las 8 de la mañana llego el guardia para sacar al primero de los convictos, y todos le rogaban les hiciera una llamada, pensando que la aventura de esa noche los había hecho más que hermanos, y el que salía prometía que lo haría, aunque bastaba ser un poco observador para percatarse de que lo único que quería aquel, era salir de allí y dejar atrás tan desagradable experiencia.

¿Qué como estaba yo? Tranquilo, muy tranquilo, no voy a negar que ya estuviera desesperado por salir de allí e irme a casa con mis hijas e hijo. Pero debo confesar que tengo una familia muy unida en la cual nos ayudamos todos como podemos siempre, y como sabía que mi familia ya estaba enterada del predicamento injusto que estaba viviendo, solo era cuestión de tiempo para que llegaran a sacarme de allí.

Seguían poco a poco conforme pasaban los minutos, desfilando los compañeros que se iban, y cada que uno salía, me daban ganas de silbar burlón las golondrinas a modo de despedida, pero estaba seguro que si no me golpeaban, por lo menos me redorarían a Reina (que por si no lo recuerdan es la madre de este servidor) repetidas veces, por eso me aguante las ganas.

Eso estaba aconteciendo cuando de pronto apareció un bellísimo rostro frente a nuestra reja, un rostro que si me hizo sentir vergüenza de que me viera en tal lugar y en tal estado (debía verme fatal después de tan dantesca noche), a pesar de estar allí injustamente, me produjo un retortijón de pena y a la vez me ilumino el día, era mi pagner, mi amada dama, mi amiga más intima, mi compañera de lucha, mi alma gemela… Ana mi mujer estaba allí para saber de mi.

- ¿Qué haces aquí cielo? – pregunte casi con reclamo – Pues vengo a sacarte y a traerte esto - Respondió firme estirándome la mano con unas galletas y más golosinas. – ¿Por qué no vino Rafa ó Chucho? Tú no eres para estar aquí amor – Repliqué, y de verdad no me gustaba verla en aquel sitio, pero supe en sus ojos que ya no podía resistir las ganas de comprobar que estaba bien, y una vez más supe lo mucho que me ama a pesar de todo, de todos y contra todo. Esa es mi hembra, que le voy a hacer Dios me ama, si no fuera así no me la hubiese mandado a ella.

Mi dama se fue, y a eso de las diez de la mañana salí libre, Rafa y mi hermana mayor Minerva me esperaban afuera, los restantes me suplicaron por una llamada, y al único que si pensaba cumplírsela era a Alfonso Castelán, el primero que conocí en mi calvario y con el único que si hice una amistad, pero más tarde en apuntar su número telefónico cuando llegaron por él.

Pague la multa que fue de casi mil pesos, y me fui a mi casa donde llegue abrazar a mis hijas, hijo, pareja, tía y seres amados. Compartí con ellos esta historia que ya conoces.

Y el Lunes fui por mi poderoso Caliber, donde me sacaron otros casi 600 pesos, o sea que el chiste me salió en alrededor de 1500 pesos.

Fue entonces que saque cuentas, 19 personas en uno de 3 cuartitos. Son mínimo 57, por 1500 dan un total de 85,500 pesos, por viernes sábado y domingo. (Suponiendo que la cuota de huéspedes no suba que es lo más plausible; ni baje que es lo menos probable)… Son 256,000 pesos en un solo fin de semana.

Vaya que es negocio lo del Alcoholímetro ¿verdad?... si no quieres vivir este viacrucis, acuérdate que basta con una cervecita de las pequeñas (llamadas ampolletas) ó unos chocolates de licor, para que te marque punto 04 de más, de los 40 permitidos en el estado de Hidalgo para que cargue… la patrulla.

Y que no importa que no hayas tomado ni un solo trago, basta con que tengas cara de María Félix y le caigas gordo al “ferificador” para que te ensardinen en una suite de punto 04 estrellas con otros 19 pelados de los cuales ¡¡¡Ninguno estaba tomado!!!

Atte: tu amigo José Luis Loayza Escamilla.